Yo vi una mañana
que el sol relucía
y vi por mi ventana
una telaraña que aprisa tejía.
Sentí la maraña
que a mí me aprisionaba
y yo dulcemente,
bajando mi frente,
me sentí su esclava.
Vi como la tela crecía, crecía
y aquel sol potente
lindo y reluciente
desaparecía.
Yo desesperada, matarla quería.