Impreso XXVI: para todos los que amamos a nuestro querido pueblo

Muñoveros es un pueblo
que tiene escudo e historia
y aunque no venga en el mapa
es Muñoveros la gloria.

El alcalde de este pueblo
es hombre de tierra y campo
y la mujer que le atrape
tendrá que arrancar garbanzos.

Todos los del ayuntamiento
trabajan como leones
y han hecho de los pilones
obras de arte y con las flores
combinación de colores.

Tenemos un alguacil
que de una pierna cojea.
Menos mal que a águasela
está de buen ver “la obrera”
y de buena o mala gana
le echa mano en las tareas.

El pueblo con los faroles
parece que está de fiesta
¡lástima que no digamos
lo mismo de nuestra iglesia!

Hay que pedir a la junta
que apoquine unos millones.
¡Qué no hay derecho señores
a quedarnos sin sermones,
el cura sin feligreses
y las cantoras sin preces!

Impreso XXV: abuela María 1994

Fue una mujer de esta tierra
de los pies a la cabeza.
Buena esposa, buena madre
y para colmo fue bella.

Hace ya unos cuantos años
ella perdió la cabeza,
la abandonó su memoria
y perdió toda su fuerza.

Tiene momentos de angustia.
Se la ve triste, deshecha
pero sigue conservando
su misma mirada,
su misma belleza
que llamaron la atención
de los que la conocieron.

Cuando recibe cariño
ella con sus ojos besa.
Regocijo es lo que noto,
su cara así lo refleja.

Esta pequeña misiva
es un mensaje de amor,
de cariño y de respeto
y de gran admiración.

Impreso XXIV

No se qué artimañas
utilizan estos
que nos hacen ver
lo que quieren ellos.

Hay otra cuestión
que ya no me importa,
pero al principio
me tenía mosca.

Cuando algún guasón
decía con sorna:
“Me hace mucha gracia
de ver a esta tonta
con tanta carpeta
cual si fuese moza.
Esta pavilorda
con lo sorda que es
¡seguro que todo
lo entiende al revés!”

Yo que presumía
llevando carpeta,
resultó que luego
me daba vergüenza.

Ahora orgullosa
me marcho a la escuela
y si algún pelmazo
me cruzo en la acera
busco mis cuadernos,
enseño carpeta.
Y si a mí me apura
le canto un poema.

Si tengo tesón
y soy empollona
seré una mujer
de la nueva ola.

Si con mucha suerte
me saco el graduado
seré una mujer
sabiendo quebrados.

Si yo al escribir
falta ya no tengo
seré una mujer
que tiene talento.

Si lo pasé bien
escribiendo esto
soy una mujer
con humor y acierto.

Impreso XXIII

Estoy estudiando
con algún empeño
pero a mi pesar
muy poquito entiendo.

Quiero aprender pronto
tildes y quebrados,
pero veo difícil
llegar a lo alto.

Mis maestros dicen
“¡No eres nada tonta!”
Pero en ocasiones
no entiendo ni torta.

Si hoy o mañana
yo sé la lección
a la otra semana
pues se me olvidó.

Tengo compañeros
que mucho me ayudan,
pero en ocasiones
con el codo empujan
y muy por lo bajo
me hacen la pregunta:
“¿Terminaste ya?
¿Cuánto da la suma?”
¡Mi madre! Qué susto
me da la paisana
pues mi mente en blanco
se queda parada
y es un contratiempo
que me causa rabia
pero a empezar vuelvo
con afán y ganas.

A mí los maestros
me ponen nerviosa
cuando me preguntan
una y otra cosa.
Sobre todo una
que dicta problemas.
A nosotras cansa,
a ella tan fresca.

¡Ay Virgen María!
La otra no ceja
de hablar y explicarnos
las haches e i griegas.

Impreso XXII

Marta llena la aguadera
de lo dulce y de lo bueno
pa colgarlo en el sobrao
y dure unos meses fresco.
Lo que sobre de escogía
echarlo to en los cestos,
que en la cuba no se notan
si son blancos o son negros
y sale un vino clarete
con los racimos revueltos.
que mi cosecha tie fama
de ser la mejor del pueblo.
Y el que baja a mi bodega
pisando firme y derecho
sube torcío de risa
andando sin muchas prisas
un pasodoble torero.

Impreso XXI: vendimia

El día de la vendimia
madrugó el tío Filiberto.
Habían llegado la víspera
dos amigos de sus nietos
y a todos les despertó
en ese mismo momento.

¡Vamos a vendimiar! Chicos
enganchar el carro, presto
sacar el burro al corral
y ponerle el aparejo.
En las alforjas metéis
las patatas y el puchero
que con una buena lumbre
de palitroque y sarmiento
haremos una comida
pa’ chuparnos tos los dedos.

Echar el pan, las cucharas
y el botijo, que esté fresco,
que yo cogeré la bota,
lo mejor de mi alimento.
¿Está ya to preparao?
Pues ala, a meterse en los cestos.
Y daos prisa, ¡rediez!
No sea se levante fresco,
que no me gustan pa ná
las nubes que veo en el cielo.
Empieza la comitiva,
conduciendo el carro, Ernesto,
y entre risas y cantares
llegaron pronto al viñedo,
pero por pitos o flautas
daba voces el abuelo:
“¡Rita! Estaca al borrico
y quítale el aparejo.
Le haces un nudo en la soga
pa que no llegue al lindero”
Las tijeras y cuchillos
cortaban racimos prestos.
Estoy viendo allí unos mozos,
en las viñas del tío Pedro,
correr tras ellas “pasmaos”
y hacerlas un lagarejo
que cuando era yo un chaval
disfrutábamos lo nuestro
poniendo a toas la cara
más colorá que un cangrejo.

Impreso XX: curso de mimbre 1998

Un grupo diez de mujeres
de este hermoso y bello pueblo
haciendo cestas pasamos
la mitad de nuestro tiempo.
Son unos días – no más –
pero estamos encantadas
con el mimbre y el mojar.

Es… de lo más divertido
Tejer cestitas y cestos.
Grandes, medianos, pequeños,
bailarines, gordezuelos,
jorobados y derechos
tienen los mismo derechos
porque están todos hechos
con tesón y corazón
y un valioso ingrediente
llamado “AMOR”

Nuestra monitora Rosa
es amable y hacendosa.
Nos explica, siempre en prosa,
y aunque nos parezca sorda
sabemos que tiene los oídos
a prueba de bomba.

Impreso XIX: 21/09/1995

Vi en vuestros ojos ternura.
En vuestras manos, vi amor.
Vuestras palabras me dieron
fuerza consuelo y valor.

Entre aquí sin esperanza.
Roto tenía el corazón
y hoy me salgo con el alma
llena de fe y de ilusión.

Os recordaré con cariño,
gracias a todos.

Prisci.

Impreso XVIII: cuando era yo, niña chica

Desde que era yo muy niña
siempre disfrute soñando.
Soñaba con mil juguetes
sin lograr nunca alcanzarlos.

Una vez, una gran bruja
se paseaba volando
con una escoba muy vieja,
bufanda y negro refajo.
La bruja subía deprisa
y quiso volar tan alto
que una estrella se interpuso
y la atizó un escobazo.

El cuento de blancanieves,
por un tiempo, fue mi blanco.
Me gustaba imaginar
jugando con los enanos
¡Y hasta vi a la princesita
con el peine envenenado!

Otra vez llegó mi sueño
a derroteros tan altos
que llegándome a la mar…
Era un barco ¿o era un palacio?
Lo que sí vi fueron hombres.
Todos con patas de palo,
la nariz larga y picuda
y con un ojo tapado.
Yo me marché de este sueño
más que deprisa, volando,
porque me pareció ver
a piratas navegando.
¿Habéis visto alguna vez,
mis niños míos amados,
a un caballo volador
llegar al sol y besarlo?
Pues yo lo vi, ya lo creo,
lo vi despierta y soñando.

Impreso XVII: ////////////

Deseo la llegada de la primavera.
Contemplar los almendros en flor.
Las verdes praderas.
Disfrutar de las flores
y aspirar sus olores.

Quiero disfrutar del campo,
ver los labriegos arando,
las cebadas espigando,
los cigüeños picoteando
y desde la cama escuchar
las golondrinas cantar.

Quiero oír y ver
los arroyos correr,
amapolas florecer
y el luminoso y claro amanecer.