Problemas de las flores III (otro): pregón de San Félix

Hola amigos: en primer lugar, deciros que soy muy feliz de estar con todos vosotros. Pero si soy sincera, quiero confesaros una cosa. Que he tenido mis dudas si aceptar o no este bonito y entrañable ofrecimiento.
Por una parte, estaba mi vergüenza y el temor al qué dirán, y por la otra se trataba de complacer a estas personas que habían depositado en mí su confianza y me habían elegido para transmitiros este mensaje, como es el pregón de nuestro querido S. Félix.
Lo que voy a deciros en él, casi todos lo sabéis. Solo es recordar y repasar (en un corto espacio de tiempo) cosas y lugares de nuestro pueblo.
La fiesta de S. Félix no hace tantos años era corta y tranquila. Su celebración consistía en los actos religiosos, la comida y, eso sí, una buena siesta, pues hay que resaltar que en esas fechas y en esa época los trabajos del campo eran bastante duros.
En la merienda (después de la larga dormilona) no faltaban los buenos asados, que desde que yo recuerdo este plato tradicional ha ido siempre unido a nuestro patrón.
Estos tiempos (no tan lejanos) aunque no les añoramos, están en un rinconcito de nuestro corazón y cuando tenemos ocasión lo sacamos para contar a nuestros hijos y nietos lo bueno o lo malo de aquellos días.
¿Quién no recuerda haber visto u oído hablar de la fuente grande?
¡Aquel agua tan fresca no envidiaba a las modernas neveras de hoy!
¿O aquella Muñoverales con cantaros y aguaderos?
¿O las veladas en el invierno al amor de la lumbre con familiares y amigos?
Para seguir hablando de todas estas cosas necesitaríamos mucho tiempo y no lo tenemos.
Pero ya que hemos hablado de la época de los mayores, toca decir ahora a los jóvenes, esos jóvenes alegres y juerguistas (pero también son nobles y buenos chicos). Os decimos: en vuestras manos tenéis ahora la vida y supervivencia de nuestro pueblo.
Y ahora en nombre de todo nuestro ayuntamiento quiero invitar a todos los del pueblo, y forasteros que nos quieran honrar con su presencia, a pasar una fiestas alegres y divertidas, todos juntos con armonía y con un mismo fin: dar realce a las fiestas y honrar a San Félix.
Y en agradecimiento (y ahora como miembro del pueblo que soy) quisiera felicitar al nuevo ayuntamiento y desearles suerte.
Con cariño ahí les va este corto poema.

Él ayuntamiento nuevo
se lo está montando bien,
tienen todos mucha marcha
y ha empezado con buen pie.
El comienzo ha sido bueno
como vds pueden ver.
Dentro de unos cuantos días
diremos diretes de él.
Pero que aguanten amigos
o si no, que lo hagan bien.

Y ahora os diré que, como algunos de vosotros me habéis pedido que os recitara, ahí tenéis esto que he hecho de nuestro pueblo.

Hoy es un día especial
de alegría y de contento.
Es el comienzo de fiestas,
de algarabía y festejos.
Con bailes y muchas jotas
nos estamos relamiendo.
Hay que aguantar, sí señor,
que cuerda sí que tenemos
y que al conjunto de orquestas
nosotros no defraudemos.
¡Que corra el vino señores!
Y que empiecen ya las fiestas
y el que quiera dormir monas
que se vaya a las pobedas.
Cuando el verano se acerca
a las puertas de mi pueblo
es como es el sol entrara
en un cuarto oscuro y yerto.
Puertas que estaban cerradas
por un largo y frío invierno
van abriéndose despacio
y sus cerrojos cediendo.
¡Hasta el cielo es más azul
y más bello el firmamento!
Hay flores en las ventanas,
las gentes salen al fresco.
Hay campaneo de guitarras
y sonar de paloteos.
Juventud libre y alegre
pasea por los senderos
y niños que ponen alma
en el brincar de sus juegos.
Alegran calles y plazas
dando al pueblo un algo nuevo.
Cuando llega esta estación,
con estos alegres hechos,
se me anuda el corazón
y algo me entra en el pecho,
que me emociona de veros
ver tan de cerca estos hechos.
Y una esperanza me anima,
¡Amigos y compañeros!
una esperanza que todos
pondremos empeño en ello
y es la esperanza de ver
el resurgir de mi pueblo.

Problemas de las flores I: 1995

Sabemos que tu alma sufre
porque perdiste tu amor.
Pero querer ayudarte
no mitigará el dolor
de esa llaga honda y profunda
que te dañó el corazón.

Tus hijos serán los ejes
que te mantendrán erguida;
tus hijos serán las fuentes
que purifiquen tu herida.

Amiga, sigue adelante.
No te detengas mujer.
¡Se fuerte! ¡Nunca te achantes!
Demuéstrate lo que vales
y jamás pierdas la fe.