Impreso X: la casa de mis abuelos 1992

El reloj daba las doce,
aquella noche estrellada,
y los serenos del pueblo
doce y sereno cantaban.

Son tesoros imborrables
que guardo con gran nostalgia.
Aquella casona gris,
aquella hermosa ventana.
La huerta verde, florida
de frutales y esperanzas.
Siento emoción y placer
entrelazados con paz.
Siento ganas de llorar
al no poder ya gozar
de aquello que ya se fue.

La bodega, el cocedero,
el jardín y del vergel
de aquel azafrán florido
que siendo niña
aprendí a recoger.
Del pozo bajo la parra,
azucenas y de lilos,
de los pájaros y nidos
que habitaban en las cuadras.
Sé que nunca más veré
la galería y colmenas,
ni atravesaré el taller
llamando a gritos “¡Abuela!”
Busco y busco una mampara.
Busco un banco en la cocina.
Busco a mi madre cosiendo
y a mi abuela adormecida.

Busco a un abuelo tranquilo
despistado y bonachón
que quiso ser inventor
quedándose en el camino.
Pero mis recuerdos crecen
cuando en sueños veo el caballo
con un pelo suave y fino
de un color rojo castaño.

A veces quiero olvidar
mas nunca puedo.
Impotente al comprobar
que es difícil enterrar
amores y sentimientos.