Violeta XXXII

Cuando llega la noche y en la cama me meto y no puedo, no duermo, me hago algún viaje.
Recorro ciudades, paro en algún pueblo. Atravieso el mar y en Europa me meto.
Y aunque a media noche con puertas cerradas, allí yo me meto. ¡Qué momento! ¡Con cuanto silencio me acerco a las camas y les doy un beso!
Lo que más trabajo me da es llegar al extranjero.
Antes recorría el mar deprisa y en un momento.
Ahora me cuesta algo más pues se entumecen los huesos y me dan unos calambres que algún día por allí me quedo.
Recojo a todos mis hijos, incluidos a todos mis nietos, y como ahora no es como antes ¡me duelen todos los huesos!