Impreso XII: una noche de verano 1997

Bajando voy por la cuesta
contemplando las estrellas
y a su vez veo una lechuza
cruzando el cielo hacia ellas.

Grillos cantando en el campo.
Avecillas silenciosas.
Luciérnagas luminosas.
Noche con olor a rosas

Tranquilo el pueblo descansa,
no existe odio ni rencor.
El manto que a todo cubre
es obra de Dios.
Y hablando yo con el cielo
le susurro a media voz:

Protege y cuida a este pueblo
conserva su corazón
y en esta noche de estrellas
envíanos mucho amor.