Impreso XIII: sin título

A la fuente iba la moza
con el cántaro a por agua.
Era joven, era hermosa
era su cara una rosa
y sus labios eran grana.

En el borde de un arroyo
entre amarillos en flor
un casadero doncel
a la mocita esperó.
Luminoso estaba el día
y el atardecer en sombras.
Él dijo que la quería
y ella se puso tan roja
que sus mejillas moradas
semejaron amapolas.

En silencio, se miraron.
La moza no contestó
pero el cántaro tembló
y su cuerpo se agitó
con modestia encantadora.
Al agacharse a coger
el agua que ellos buscaban
en el cristal de la fuente
se encontraron sus miradas.
Aquella noche de luna
se fue vistiendo de gala
y coqueta y presumida
se acercó a la fuente clara.
Y orgullosa ella se vio
en sus aguas reflejada.