Zorro Negro I

¡La invasión de los ratones!
– gritó un día Don Arsenio
Y era que de su corral
por un mísero agujero
los ratoncillos entraban
como si fuera un cortejo.
¡Que orejas tan respingonas!
¡Que rabo tan largo y tieso!
Todos contentos estaban
de aquí para allá corriendo
a la par que allí chillaba
la mujer de tío Arsenio,
que subida en una silla
reclamaba a los bomberos.
Dos niños había en la casa
Tocando gaita y tambor
Y los pequeños bichejos
Bailaban el Rocarron (Rock&Roll)

En la casa colindante,
dos abuelitos vivían
y un ratoncillo travieso
en la despensa roía.
Una nena que dormía
cerca de aquella despensa
no durmió en toda la noche
por que el ruido la despierta.
¡Válgame Dios! –dijo el viejo-
a la mañana siguiente
-¡De mí no se ríe este!
Como me llamo Vicente-

Montados en una mesa
y tocando el saxofón
se divertían dos niños
viendo bailar a un ratón.

“¡Dadlos de comer!” gritaba
la mujer de tío Arsenio.
Mira en su reloj la hora
pone verde a su señora
coge el badil y la escoba
dispuesto a dejar al ratón en coma.
Al ratón se le cargó
pero fue la ratonera,
pues el inocente entró
pensando que allí esperaba
una comida casera.