Ancla Roja III

Muñoveros, yo te quiero
como se quiere a un amigo
porque en tus calles y plazas
he llorado y he reído.
Y he nacido en este pueblo
que para mí es tan querido,
que te digo Muñoveros
que te quiero siempre vivo
y por nada de este mundo
morirás, yo te lo digo.
En tu iglesia yo me adentro
y en tus bancos me arrodillo
y rezo si puedo hacerlo
a nuestro señor bendito.
Me acerco al altar mayor
por S. Félix presidido
y a San José y S. Antonio
siempre les pido lo mismo
que ya están hartos los pobres
de tanto yo repetirlo
y me mandarán al cuerno
cualquier día de estos mismos.
Las vírgenes de mi iglesia
son todas buenas conmigo
cuando las miro, sus ojos
despiden Amor, Cariño
y me enternece, de veras,
ver con ellas a ese niño.
En aquel cuarto me meto
con la pila del bautismo
que creo que don Ricardo
y no se que monaguillo
me echaron agua bendita
y me entró hasta en los oídos.
A la tribuna no subo
pero todo allí imagino
esas Arcas tan hermosas
barandilla y organillo.