Ancla Roja IV

Paloma mía querida,
mi palomita adorada,
tus heridas son de muerte
y no me dejas curarlas.
Quiero arroparte, pequeña,
con mis brazos y mis lágrimas.
Quiero cubrirte con besos
que se encuentran en mi alma.
Quiero tus ojos alegres,
quiero tu sonrisa plácida,
quiero tu mente serena
quiero tu faz clara y sana.
No me mientas más mi niña
que la mentira es la mancha
que cubre todo lo bueno
que tú guardas en el alma.